Hace un par de años de la publicación del disco, segundo de los holandeses que ya están trabajando en el tercero, pero es ahora cuando merece nuestra atención ya que han pasado por Cangas el pasado 27 de febrero.
A la hora de hincarle el diente iba sin expectativa alguna debido a mi desconocimiento de la banda pero, a decir verdad, de primeras me costó ubicar su sonido en esos espacios mentales a los que llamamos “etiquetas”. Es una banda realmente enérgica pero en casi ningún tema, salvando “Black and Blue”, comienzan de manera atronadora, arrasando.
En absoluto. Se trata de ir in crescendo en cada canción, esperando la sorpresa. Ejemplo de ello es “Gimme a shot”, comenzando con sólo un ritmo de caja mientras, de fondo, una guitarra parece que va a arrancar y es el bajo sin embargo el que empieza el acompañamiento a la vez que surge la voz formando la melodía.
Hay una base totalmente setentera, con una pizca de psicodelia y esencia post-grunge, lleno todo de matices y elementos progresivos. Hay momentos para el power rock con raíces blueseras o zeppelianas, para guitarras pesadas, casi stoner - como en el tema que abre el disco,”Time”- y para jugar con el rock más moderno de, por ejemplo, unos White Stripes. Hablando de estos últimos señalar que el encargado de las mezclas ha sido, al igual que en su primer disco, Vance Powell, productor del “Blunderbuss” de Jack White. En esta ocasión la banda se desplazó hasta Nahsville para seguir el proceso.
Destacar la voz de Merjin que es capaz ya no sólo de cantar bien si no de interpretar los temas, de darles alma que, en el caso de otros cantantes, la técnica solapa este aspecto tan importante.
En definitiva, grandes melodías, temas homogéneos sin caer en el tedio, con ricos matices de múltiples referencias sin ser espejo de nada ni nadie en particular. No han inventado la pólvora pero se agradecen grupos con personalidad como la que tienen estos holandeses.
Si he de poner algún “pero” es por el tema “Pshycho Vaquero” que, no estando mal, desconcierta una pieza instrumental con aires tarantinianos en medio del disco. Quizá sea como el sorbete de limón de los banquetes.
Esperamos ansiosos escuchar ese nuevo álbum que se espera en la segunda mitad de este 2016.
MIEMBROS:
Merijn van Haren (voz)
Kees Lewiszong (guitarra)
Roman Huijbreghs (guitarra)
Bram Versteeg (bajo)
Robin Assen (batería)